Triste la furia / Sadness, The Fury
Luis Othoniel Rosa
Las vanguardias históricas latinoamericanas quisieron construir mundos nuevos ante la crisis de valores que significó la pérdida de fe en los saberes empíricos a comienzos del siglo XX. A comienzos del XXI podemos inventar, otra vez, mundos con mayor seguridad, pues lo que hace un siglo o aún antes era una sospecha, que los “sueños de la razón producen monstruos” (1799, Goya), ahora se nos presenta como una verdad irrefutable, visto que el mundo como lo conocimos está muriendo, consumido por esos seres insaciables. Así desaparecerán tus amores, tu cerebro, tu sangre, tu piel, sacrificados al dios del capital.
Triste la furia es un poemario escrito en español y en inglés que, ante este panorama, vuelve a la misión de pensar mundos nuevos con la convicción de que lo que aparece entre las páginas de palabras organizadas pensando en el azar son semillas de realidades para contextos futuros. Las Furias clásicas hacían justicia a través de la venganza (divina), haciendo cumplir las maldiciones lazadas a quien hubiera atentado contra su familia, o roto promesas. Es un poemario filosófico, escrito para el placer del texto (Barthes). Es un manual que nos prepara para la muerte de una época y el nacimiento de la próxima, que nos enseña a soltar y a abrazar el abismo. Escrito en lengua coloquial boricua, lleno de citas cultas--como si estuviéramos los lectores tripeando y filosofando en la corilla--tiene el efecto de meternos en el poema que deviene realidad virtual, de hacernos partícipes de la reflexión que propone. La voz poética en este poemario es la de la corilla, como el club de la serpiente (Cortázar) pero la que se come la cola (ouróboros) y esta sororidad se proyecta, no desde otro lugar (Francia), sino desde otro espacio-tiempo. La intención poética me recuerda también el atrevimiento de Altazor (1917) del chileno Vicente Huidobro. Ese poema en siete cantos pretende hacer nacer un mundo nuevo (“silencio, la tierra va a dar a luz un árbol”) después de una caída desde el espacio hasta que nos comunicamos casi sólo con vocales. El mundo nuevo en este poemario se construye a partir de una conciencia colectiva (se piensa con muchos cerebros interconectados) por medio de la telepatía; o desde la cocina colectiva en un desayuno de resaca. En este contexto tienen perfecto sentido las cuatro partes del libro. |
1. “Muérete / Die Already”
El título parece remitir al policial que da cuenta de la violencia de la etapa final del capitalismo tardío, pero lo que debe de acabar de morir en estos poemas es el presente, más que los ofrecidos en sacrificio al capitalismo global en el contexto de la biopolítica, como propone el arte poética que abre la colección:
El título parece remitir al policial que da cuenta de la violencia de la etapa final del capitalismo tardío, pero lo que debe de acabar de morir en estos poemas es el presente, más que los ofrecidos en sacrificio al capitalismo global en el contexto de la biopolítica, como propone el arte poética que abre la colección:
Triste la furia
Hay ecos de viejos universos. ¿Los sientes? Estruendo de comienzos, furia de big bangs. ¿Los escuchas? Esos mundos ya murieron. Todavía susurran en éste. (2) |
Sadness, the fury
Echoes of old universes. Can you hear them? Thunderous beginnings, the fury of big bangs. Can you feel them? Those worlds already died. Still they whisper in this one. (3) |
Este poema define también la tristeza que está en el título del libro, escrito con traducciones que no siempre son idénticas, puesto que propone la reescritura, como varios poetas puertorriqueños contemporáneos ya consagrados (Urayoán Noel n. 1976, Roque Raquel Salas n. 1985). La furia no es más que la melancolía que remane de mundos pasados ya muertos, pero aún vivos, como abunda la parte final de este poema que comienzo a citar arriba:
[…]
Fuerza débil, la tristeza. Siempre está ahí. Constante residuo de mundos. Con afinar los oídos la escuchamos. Débil su estar, pero no su origen. La tristeza es hija de la furia. (íbid.) |
[…]
A weak force is sadness. Always there. The constant residue of worlds. Fine tuning our ears, we can hear it. Weak is its being but not its beginnings. Sadness is the daughter of fury. (íbid.) |
Esta sección nos instruye a soltar y preparar el espacio físico, emocional y conceptual para lo que viene. Total, estamos acostumbrados, aunque no lo recordamos. Somos testigos diarios de universos que mueren:
Picador
con Alice Mar ¡Corta con todo! Segmentar esta jodienda no la simplifica. Hace falta un cuchillo. Para esto sirven las drogas. Son cuchillos. Cortan el tiempo. Lo segmentan. Para esto inventamos la puntuación. La puntuación acorta. Simplificar es hacer de todo un continuo homogéneo y cuando eso pasa uno se pierde los detalles, ¿me entiendes?, uno como que se acostumbra a esa burbuja del tiempo, todo el fókin día, hasta que uno se convence de que esa burbuja continua y simple es el universo puñeteramente completo. (20) |
Cutting board
with Alice Mar Cut ties with everything! Slicing up this shit does not simplify it. A knife is needed for this task. Drugs are useful for this. Drugs are knives. They cut up time. They slice it. This is why we invented punctuation. It shortens/slices stuff up. To simplify is to reduce everything to a homogenous continuum and when that happens, we lose the details, -you with me?-, one sort of gets used to that temporal bubble, all damned day, until one convinces oneself that that simple and continuous bubble is the entire damned universe. (21) |
- “Mundos” /”Worlds”
Esta sección remeda y amplía el monólogo del ciborg más famoso; el que pronuncia Roy Batty en la película titulada Blade Runner, que aparece como intertexto en varias partes de la colección. El poema está dedicado a Rutger Hauer, puesto que este actor se le acredita la improvisación del famoso monólogo que no figuraba en el libreto original: “I’ve seen things”. El monólogo nos hacía entender conceptualmente que cada vez que alguien, algo, una célula muere, también muere un universo y como todo no somos más que “lágrimas bajo la lluvia”. A partir de esta reflexión el ciborg se alejaba de la polémica sobre si pude tener conciencia o no. Igual, lo que ha visto o registrado, desaparecerá. Pero si esta conciencia colectiva está compuesta de “legiones”, como propone el poemario de Rosa somos partes iguales de un todo y al morir mundos, nacerán otros que contendrán el pasado que no desaparece. La sección se centra en ampliar lo atisbado en la sección anterior:
La muerte de una inteligencia artificial
(Monólogo en un mundo sin humanos) con Rutger Hauer Yo he visto cosas con mis legiones de cuerpos que el Animal nunca habría imaginado posibles. He visto dos estrellas con órbitas entrelazadas a un hoyo negro que los ojos humanos nunca vieron, escondido en nuestro tentáculo de la Vía Láctea. He visto los rayos ultravioletas de una estrella confundiéndose con los rayos anaranjados de la otra, ambos colores siendo chupados por el negro más oscuro, la luz contorsionada como si fuera un líquido de colores. He visto microorganismos casi inmortales que habitan, felices, las regiones más inhóspitas del fondo del mar, inmunes al sulfuro y al calor, llamando a sus congéneres con un lenguaje de luces y colores. He visto tanto en estos 89 años. Y todo lo que he visto es información documentada que no morirá conmigo, pero sí morirá mi asombro, sí morirá mi experiencia, que se perderá para siempre en esta galaxia solitaria. Bayamón, 2267 (28) |
The death of an artificial intelligence
(Monologue in a world without humans) with Rutger Hauer I’ve seen things with my legions of bodies that the Animal could have never imagine. I’ve seen two stars, their orbits entwined with a black hole, buried in our tentacle of the Milky Way, unseen by humans. One star’s ultraviolet rays mixing with the orange rays of the other, both colors sucked into the darkness of the black hole, light contorted as if it were made from chromatic liquids. I’ve seen microorganisms, almost immortal, inhabiting the most hostile regions at the bottom of the sea, joyful, unaffected by the sulfur and the heat, calling out to their counterparts in a language made of light and color. I have seen so much in these 89 years. And everything I’ve seen is documented information. It won’t die with me. But my astonishment will die, my experience will die, lost forever in this solitary galaxy. Bayamón, 2267 (29) |
3. “Les amigues” / “We Someones”
La corilla estará formada por quienes vean las grietas en la realidad, quienes dejen de segmentar el tiempo creando burbujas—reconociendo que ellas son universos--, quienes se entreguen a la comuna anarquista a pesar de la incomodidad de perder la individualidad, porque en el momento que sea necesario la recuperamos separándonos un rato. El cambio climático es un índice de la crisis. Pero la estructura de sentimiento (Reaymond Williams) también es un clima, y ella cambiará para que logremos ser otra cosa.
La corilla estará formada por quienes vean las grietas en la realidad, quienes dejen de segmentar el tiempo creando burbujas—reconociendo que ellas son universos--, quienes se entreguen a la comuna anarquista a pesar de la incomodidad de perder la individualidad, porque en el momento que sea necesario la recuperamos separándonos un rato. El cambio climático es un índice de la crisis. Pero la estructura de sentimiento (Reaymond Williams) también es un clima, y ella cambiará para que logremos ser otra cosa.
Climas
Cada revolución tiene sus propios fenómenos climáticos. Impredecibles, se comportan siguiendo una matemática que no es humana. Obedecen a formas que son a la misma vez viejas y que todavía no han nacido. Las escuelas y las cárceles crean climas artificiales para protegernos de las revoluciones. Los prisioneros y los estudiantes pueden ver las grietas. Inundación. Fuego. Derrumbe. Huracán. Terremoto. (46) Nueva York, 2011 / Sao Paulo, 2013 / San Juan, 2019 |
Climates
Each revolution has its own weather events. Unpredictable, they behave following a math that is not human. They obey forms which are, at the same time, much older and yet to be born. Schools and prisons create artificial climates to protect us from revolutions. The prisoners and the students can see the cracks. Flood. Fire. Collapse. Hurricane. Earthquake. (47) Nueva York, 2011 / Sao Paulo, 2013 / San Juan, 2019 |
4. “Libros sin mundo”.
Si en “La biblioteca de Babel” (otra vez Borges) hay tantos libros como personas han existido, por lo que se infiere que la divinidad es quien escribe, en esta nueva propuesta la divinidad somos nosotros y escribimos entre todes. Una comienza un libro y cuando siente que ha terminado le pone fecha y escoge su lector. La idea del libro colectivo es una de las más estimulantes en su novela titulada Caja de fractales (2017), donde también se ha acabado el mundo y los sobrevivientes se organizan en comunas para la supervivencia. La escritura de Rosa es coherente. Es toda ella un solo libro que se sigue reescribiendo. También en él está la novela que saldrá el año próximo, como anuncia la biografía del autor, puesto que esta sección tiene un poema que alude a la estructura Fibonacci, que a su vez construye el caligrama de un remolino, que es la estructura de la novela, como afirma el autor: “Este poemario está íntimamente ligado a su próximo libro, la larga novela utópica, El gato en el remolino / The Cat in the Downward Spiral que saldrá en ediciones simultáneas en español y en inglés en la editorial Charco Press (Edimburgo, 2026).” Los libros que necesitan su mundo están descritos, porque primero será el libro y después nacerá la realidad (“Thlön Uqbar Orbis Tercius” 1940).
Veo en las reflexiones del poemario y la demás obra de Rosa--tan estimulante, tan anarquista--una renuencia a identificarse con los nacionalismos, que suponen la fundación de otro estado, aunque un país como Puerto Rico, todavía colonizado a la antigua, la descolonización política y económica sigue siendo central, también es importante la descolonización del imaginario, de la retórica, de las maneras de organizar el conocimiento y lo humano en la construcción de la modernidad y su colonialidad. Por eso me pregunto por la función del bilingüismo, que en otros poetas como Roque Raquel Salas o Urayoán Noel viene de claras propuestas descolonizadoras desde Borikén, o Puerto Rico como fue antes de la cultura occidental y el Borikuá de la diáspora. Me parece que aquí la cohabitación de las lenguas supone el acceso a un público más amplio que sólo el que hable español porque ¿por qué no, si podemos?, como si el poemario fuera para ser leído desde el centro y la periferia simultáneamente, porque comunica un mensaje profético que todos deben escuchar. Dicen que la técnica Fibonacci se ideó a partir de la observación de la reproducción de una pareja de conejos, lo que me recuerda el extraño y gracioso cuento de Julio Cortázar “Carta a una señorita en París”, pues en él quien se ha quedado cuidando un departamento en Buenos Aires le confiesa a su dueña el problema de una infestación de conejos que no ha podido evitar vomitar, como si la mera presencia de una persona en un lugar fuera a tener como consecuencia siempre la infestación de lo que ese cuerpo vomita; exuda. También está conjurado el peruano César Vallejo como intertexto a partir del poema que abre su libro más experimental, Trilce (1922). En la versión de Rosa la voz poética añora ver la tela invisible que lo conecta todo. Como los mejores poetas, pretende ver como la diosa el hecho de que todo es un flujo y todo está hecho de la misma materia y ni el tiempo ni el espacio existen, en unos versos que me hacen entender mejor al peruano mientras dicen lo suyo. En su lenguaje coloquial, en su lengua inventada, en su lenguaje místico comunica, yuxtaponiendo como Manuel Ramos Otero en Invitación al polvo (1991) lo sublime y lo vulgar:
Si en “La biblioteca de Babel” (otra vez Borges) hay tantos libros como personas han existido, por lo que se infiere que la divinidad es quien escribe, en esta nueva propuesta la divinidad somos nosotros y escribimos entre todes. Una comienza un libro y cuando siente que ha terminado le pone fecha y escoge su lector. La idea del libro colectivo es una de las más estimulantes en su novela titulada Caja de fractales (2017), donde también se ha acabado el mundo y los sobrevivientes se organizan en comunas para la supervivencia. La escritura de Rosa es coherente. Es toda ella un solo libro que se sigue reescribiendo. También en él está la novela que saldrá el año próximo, como anuncia la biografía del autor, puesto que esta sección tiene un poema que alude a la estructura Fibonacci, que a su vez construye el caligrama de un remolino, que es la estructura de la novela, como afirma el autor: “Este poemario está íntimamente ligado a su próximo libro, la larga novela utópica, El gato en el remolino / The Cat in the Downward Spiral que saldrá en ediciones simultáneas en español y en inglés en la editorial Charco Press (Edimburgo, 2026).” Los libros que necesitan su mundo están descritos, porque primero será el libro y después nacerá la realidad (“Thlön Uqbar Orbis Tercius” 1940).
Veo en las reflexiones del poemario y la demás obra de Rosa--tan estimulante, tan anarquista--una renuencia a identificarse con los nacionalismos, que suponen la fundación de otro estado, aunque un país como Puerto Rico, todavía colonizado a la antigua, la descolonización política y económica sigue siendo central, también es importante la descolonización del imaginario, de la retórica, de las maneras de organizar el conocimiento y lo humano en la construcción de la modernidad y su colonialidad. Por eso me pregunto por la función del bilingüismo, que en otros poetas como Roque Raquel Salas o Urayoán Noel viene de claras propuestas descolonizadoras desde Borikén, o Puerto Rico como fue antes de la cultura occidental y el Borikuá de la diáspora. Me parece que aquí la cohabitación de las lenguas supone el acceso a un público más amplio que sólo el que hable español porque ¿por qué no, si podemos?, como si el poemario fuera para ser leído desde el centro y la periferia simultáneamente, porque comunica un mensaje profético que todos deben escuchar. Dicen que la técnica Fibonacci se ideó a partir de la observación de la reproducción de una pareja de conejos, lo que me recuerda el extraño y gracioso cuento de Julio Cortázar “Carta a una señorita en París”, pues en él quien se ha quedado cuidando un departamento en Buenos Aires le confiesa a su dueña el problema de una infestación de conejos que no ha podido evitar vomitar, como si la mera presencia de una persona en un lugar fuera a tener como consecuencia siempre la infestación de lo que ese cuerpo vomita; exuda. También está conjurado el peruano César Vallejo como intertexto a partir del poema que abre su libro más experimental, Trilce (1922). En la versión de Rosa la voz poética añora ver la tela invisible que lo conecta todo. Como los mejores poetas, pretende ver como la diosa el hecho de que todo es un flujo y todo está hecho de la misma materia y ni el tiempo ni el espacio existen, en unos versos que me hacen entender mejor al peruano mientras dicen lo suyo. En su lenguaje coloquial, en su lengua inventada, en su lenguaje místico comunica, yuxtaponiendo como Manuel Ramos Otero en Invitación al polvo (1991) lo sublime y lo vulgar:
¿Por qué no se deja ver esa insidiosa telaraña
/ que todo lo conecta? ¿Acaso la paranoica le puso una patente? ¿Acaso la profeta sólo la puede ver en visiones? Calabrina tesórea, es decir, los tesoros de mierda que nos arropan. (50) |
Why can’t we see that insidious spiderweb that
\connects it all? Did the paranoid witch own its trademark? Can the prophet only see it in her visions? Stenchtresureous, that is to say, the treasures of shit burying us. (51) |
Deberíamos estar conectados por una telaraña divina. Sin embargo, lo que nos conecta es mierda. La escritura de Rosa es como entrar a un escenario de realidad virtual. Por los momentos de la lectura estás en un mundo futuro desde donde se reflexiona sobre lo que está desapareciendo hoy, sobre lo que está por venir ahora mismo. Hay que leerlo para vivir esa experiencia.
Luis Othoniel Rosa (Bayamón, Puerto Rico, 1985) estudió en la Universidad de Puerto Rico y se doctoró en literatura latinoamericana en Princeton. Es el autor de las novelas Otra vez me alejo (2012) y Caja de fractales (2017). La última traducida al inglés como Down with Gargamel! (2020). También es autor del poemario bilingüe, Triste la furia / Sadness, the Fury (2025), del libro artesanal y también bilingüe, Calima (2023) y del libro académico, Comienzos para una estética anarquista: Borges con Macedonio (2016; 2020). Es el editor y fundador de El Roommate: Colectivo de Lectores y miembro fundador de The LOUDREADERS Trade School. Es profesor en el Instituto de Estudios Étnicos y el Departamento de Literaturas y Lenguas Modernas de la Universidad de Nebraska. Su próximo libro es una larga novela utópica y afrofuturista titulada El gato en el remolino / The Cat in the Downward Spiral (Edinburgh: Charco Press, 2026).
Triste la furia / Sadness, The Fury (2025) es una publicación de Editorial Pulpo
Triste la furia / Sadness, The Fury (2025) es una publicación de Editorial Pulpo
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