¡Cabrón!
Ena Columbié
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Se podría decir que los cuentos de Ena Columbié que forman la colección de Cabrón (Ediciones Furtivas, 2023) son transgresores, pero la palabreja ya se ha usado tanto que ha perdido su fuerza. Es preferible decir que son cabrones, como su título, en el mejor sentido de la palabra. Cortos, vívidos, a veces divertidos y otras estremecedores, sin ambages ni bagajes innecesarios, estos relatos resultan un directo al mentón. La lectura nos lleva a recorrer el mundo transportándonos a los lugares más disímiles en el tiempo y en el espacio. Empieza el viaje literario en la taberna Le Fourcy en una noche al fin de la cual Van Gogh pierde su ya famosa oreja. Y de ahí vamos de volada hasta la manigua cubana y el diario de Martí, apócrifo o tal vez no. Que el lector averigüe quién es el cabrón en esta historia que tiene mucho trasfondo histórico mezclado con la buena ficción. Luego vuelta a París, porque siempre nos quedará París. La Ciudad Luz es escenario de más cuentos como lo ha sido de tanto arte al que se alude en ellos. Ahí está Balzac escribiendo La piel de onagro y Alejo Carpentier deslumbrado ante una bailarina famosa. Ya de regreso al Caribe, a La Habana de 1932, se nos abren las páginas de la revista Social que reseña un concierto de Moisés Simmons. Regresamos al Viejo Continente, la Madre Patria para ser exactos y aparece un autor (al cabo de los años eclipsado por sus dos personajes más famosos) retratado en una de las descripciones más emocionantes de la colección: Miguel se sentó en la cama y rompió en un llanto ahogado y profundo como el mar de donde había salido, lloraba silencioso por los muertos dejados atrás, y por el trozo de vida que se le escapaba por su brazo envuelto en un trapo muñido y ensangrentado. |
Un personaje más que cabrón, pues ya cae en la categoría de espeluznante, es Irma Ilse Ida Grese, que entona himnos nazis antes de ser ejecutada. Y hay tanto más que no es posible mencionarlo todo, pero que no se quede en el tintero la quema de Bayamo vista a través de ojos que han visto mucho sufrimiento y de ojos que lo van a ver.
Cuba se queda atrás para la narradora de “Despedida”, una adolescente tímida que describe así el comienzo de su exilio: “Hace unas horas yo era una de ellos, era los otros antes de cruzar los cristales, y ahora soy una pregunta sin fin.”
En Florida (”la narizona”) ocurre otro relato, recuerdos del racismo que viven aún a flor de piel. Historia recuperada por uno de sus protagonistas, que con toda razón termina mandado el pasado, pleno de humillación y trabajo duro, a la mierda.
En Sudáfrica, el enigmático jardín de esculturas de Helen Martins se muestra a los lectores. Y Leopoldo Panero y Maiakovski, poetas locos o a punto de enloquecer, todos en su propia salsa.
Y en su propia salsa nada la autora, que con estos trece cuentos (ojo, que el trece es número simbólico) nos regala un cuadro impresionista de cabrones y encabronados. Un cuadro que hay que mirar con atención para no perder las figuras que se mueven al fondo, haciéndonos guiños de complicidad o de burla.
Cuba se queda atrás para la narradora de “Despedida”, una adolescente tímida que describe así el comienzo de su exilio: “Hace unas horas yo era una de ellos, era los otros antes de cruzar los cristales, y ahora soy una pregunta sin fin.”
En Florida (”la narizona”) ocurre otro relato, recuerdos del racismo que viven aún a flor de piel. Historia recuperada por uno de sus protagonistas, que con toda razón termina mandado el pasado, pleno de humillación y trabajo duro, a la mierda.
En Sudáfrica, el enigmático jardín de esculturas de Helen Martins se muestra a los lectores. Y Leopoldo Panero y Maiakovski, poetas locos o a punto de enloquecer, todos en su propia salsa.
Y en su propia salsa nada la autora, que con estos trece cuentos (ojo, que el trece es número simbólico) nos regala un cuadro impresionista de cabrones y encabronados. Un cuadro que hay que mirar con atención para no perder las figuras que se mueven al fondo, haciéndonos guiños de complicidad o de burla.
Ena Columbié es una escritora y artista cubanoamericana. Licenciada en Filología, ha obtenido numerosos premios y ha publicado varios libros entre los que se encuentran El Exégeta (Editorial Oriente, Cuba, 1995); Ripios (EntreRíos, USA, 2006); Las Horas (Strumento, USA, 2011); Solitar (Alphabeta, USA, 2012); Isla (Alphabeta, 2012); Luces (Silueta, USA, 2013); Sepia (Betania, España 2016); Dossier Mireya Robles (La gota de agua, USA, 2016), 13 Poetas (Hypermedia, España, 2017) Jazz (Aduana vieja, España, 2018) Confesiones de un idiota (Silueta, USA, 2018); Intimisma (Alphabeta, 2018); Piedra (Bokeh, Leiden, Nederland, 2019) y Nauseamundo (Piedra de Sísifo, USA, 2020). Escribe para El Nuevo Herald y reside en Miami.
¡Cabrón! es una publicación por Ediciones Furtivas.
¡Cabrón! es una publicación por Ediciones Furtivas.
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