Entrevista con Anjanette Delgado
Anjanette Delgado (Santurce, 1967) escribe sobre sexilio, desarraigo y justicia social. Ganadora de un premio Emmy por su periodismo de interés humano, es autora de las novelas La píldora del mal amor (Atria, 2008) y La clarividente de la Calle Ocho (Penguin Random House, 2014). Ha escrito poesía, ficción y ensayos para The New York Times (Modern Love; Opinión), NPR, Kenyon Review, Prairie Schooner, Hostos Review (CUNY), Tupelo Quarterly, Women’s Review of Books y Distrópika, entre muchas otras revistas literarias y antologías. Anjanette editó a su vez la antología *Home in Florida: Latinx Writers and the Literature of Uprootedness* (University of Florida Press, 2021), ganadora de la medalla de oro en la categoría de ficción colectiva en los Latino International Book Awards 2022. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, alemán y árabe. Graduada en Periodismo y Comunicaciones Públicas (COPU) de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, posee una maestría en Escritura Creativa de la Universidad Internacional de la Florida. Su nuevo libro, un híbrido de poesía y no ficción titulado El sexilio, acaba de ser publicado en Puerto Rico por la editorial LaCriba (noviembre, 2024).
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TERESA DOVALPAGE: La palabra “sexilio” es relativamente nueva, pues, como señalas, fue acuñada por el sociólogo puertorriqueño Manolo Guzmán a principios del siglo XXI para referirse a personas “queer” exiliados por sus preferencias sexuales. Más tarde, Yolanda Martínez-San Miguel amplió su significado en un ensayo sobre la literatura del deseo femenino. Tu obra “El sexilio” se dedica a profundizar en el concepto desde varios ángulos que van desde lo feminista hasta lo decolonial. Pero tu libro también va más allá de un ensayo académico o de un análisis sociológico. Es, entre muchas otras cosas (todas indispensables) “una tiraera de Anjanette Delgado.” ¿Cuál fue la chispa, la inspiración personal, que llevó a Anjanette Delgado a escribirlo?
ANJANETTE DELGADO: Pues este libro nace de un poema que me pidió mi editora en el New York Times, Isvett Verde. Ella tenía la excelente idea de publicar un OpEd poético. O sea, una columna de opinión lírica. En ese momento, yo pensé que iba a escribir sobre la relación entre la colonización y la violencia contra lo femenino y ya. Pero como tú sabes mejor que nadie, una sabe por dónde empieza, pero no por dónde termina, y lo que comenzó a emerger, apoyado en todo el trabajo que ya había hecho sobre las dinámicas diaspóricas en Latinoamérica y el Caribe, fue mi dolor. La secuela del irse. Del tratar de regresar. De lo que no sana. Te miras al espejo y ves lo que está detrás de tu espalda porque hay un hueco que no sabías que tenías, un desgarre del tamaño de tu humanidad.
DOVALPAGE: Ese desgarre está plasmado fielmente en el poema. Creo que condensa lo mejor de una columna de opinión con la belleza y el poder de síntesis de la poesía en voz femenina. Y hablando de voces, dices en “El mapa del sexilio:” “el sexilio no es una elección. No implica verdadera agencia”. Aquí escucho la voz de las sexiliadas, una voz que hacía falta oír alta y clara. Ahora, a las que se han quedado porque no han tenido la oportunidad o el valor de huir, a quienes viven en su propio sexilio, en Puerto Rico o en cualquier otro lugar del mundo, ¿qué mensaje le darías con tu obra?
DELGADO: Solo que no siempre te vas porque quieres. De la misma forma que no siempre “decides” quedarte. Crees que decidiste irte o que dejaste de hacer esto o aquello. Pero hay procesos sociales y políticos actuando sobre tu vida y son como ese novio que se porta mal antes de portarse peor para obligarte a que lo dejes. Quiere que seas tú la que cargue con la culpa de ser “una más que se va”. En inglés le dicen “gaslighting” a esa dinámica con la cual tu agresor te convence de que la mala que lo abandonaste fuiste tú. El patriarcado es un mal hombre. No puedes vivir con él y no puedes matarlo. Así que te vas. Te salvas a ti misma y cargas con las consecuencias.
DOVALPAGE: “Ese novio que se porta mal antes de portarse peor para obligarte a que lo dejes” es la mejor descripción que he leído sobre el exilio a fuerzas. En “Quiero escribir un poema poscolonial…” lo social va de la mano con lo doméstico y lo personal. La ciudadanía de segunda clase, tanto como la categoría de “hijos descuidados de un Dios menor,” se aplican por igual a la nacionalidad y al género (femenino). ¿En qué medida escribir este poema fue catártico para ti, como mujer y como puertorriqueña?
DELGADO: Creo que algún día sentiré esa catarsis que imaginas. Todavía no la siento. Todavía tengo miedo de decir. Fue un acto de amor escribirlo, no solo hacia las mujeres puertorriqueñas como yo, sino también a los hombres que no quieren ser como sus padres o sus abuelos. Pero me aterra herir más. O no ser comprendida o no haberme expresado claramente. Ya veremos.
DOVALPAGE: No tienes que preocuparte por herir a nadie. Al contrario, tus palabras sanan. Y además pueden ayudar a alguien a decidir qué hacer en una situación de peligro, como sucede con tu ensayo “El hacker,” recientemente publicado en Literatur.Review. Ahora cuéntame, ¿cómo esperas (deseas, imaginas) que influya el poema en tus lectores y lectoras, de Puerto Rico y de cualquier otro lugar, que se sientan, por cualquier motivo que sea, ciudadanos de segunda clase e hijos o hijas de un Dios menor?
DELGADO: Pues en Puerto Rico hay muchas cosas pasando. La gente tiene suficientes problemas. La colonización los está ahorcando. Pero no ven las condiciones para que seamos independientes. Y nuestro dueño (porque somos “su” territorio y cualquier noción de agencia es una ilusión) sigue atentando contra nuestra dignidad política y contra nuestra energía con su dichosa junta. Los míos que viven en el archipiélago están agotados de tanto. Llevan demasiados años luchando y nada es mejor. Entonces yo no me siento con derecho a decir lo que otros deban pensar o sentir al leer. Más bien, ojalá sientan mi amor. Que los quiero. Y si alguna cosa en el libro sirve para generar conversaciones que construyan, pues yo más que feliz.
DOVALPAGE: Puedo imaginarme a un grupo de amistades leyendo el libro, comentándolo mientras toman café o comen un buen plato de arroz con habichuelas. Porque es un libro para comentar y tiene tanta tela por donde cortar. Parte importante del tejido de esa tela son las deidades y los ancestros. Yukiyú, Yemayá, Changó, Ogún y Obatalá se contraponen en el poema a “esos dioses blancos buenos para nada”. Háblame de las influencias taína y africana en tu obra y cómo las reclamas con tu voz.
DELGADO: Esas líneas, esas deidades, esos ancestros son entes que conozco muy bien desde niña, pero que nunca me sentí con derecho a reclamar. Quizás porque soy afrodescendiente, pero no evidentemente negra (aunque así me haya sentido y comportado siempre). Pero el caso es que (viviendo en EEUU) estaba consciente de mi privilegio y me ponía (me pongo) al final de la fila. Además, siempre detesté la negrura performativa. No tengo que probarle a nadie cómo me siento. Cada cual sabe lo que es y lo que no es, cosa muy diferente a cómo eres racializado o malgenerizado. No fue hasta que me editó (destasajó) un escrito Mayra Santos Febres, maestra indiscutible de la literatura Afro contemporánea en Puerto Rico, que yo le di espacio en la página a esa parte de mi identidad. Ella tuvo que darme permiso. Tuvo que exhortarme (regañarme) hasta que me perdoné y comencé a enfrentar mi desarraigo. A escribir lo que viniera. Por ahí vino todo eso que había tenido por décadas guardado en la misma maleta en la que me llevé mi vida a principios de los noventa.
DOVALPAGE: Qué bueno que abriste esa maleta porque había tanto de valor guardado allí, incluyendo vivencias personales de las que a veces es difícil hablar…o escribir. Pienso en lo que cuentas en “Lo que las mujeres de la colonia más antigua del mundo saben sobre la violencia contra la femenino” sobre un tiempo en que vivías sola, siendo madre soltera en Puerto Rico, y dejabas un palo de escoba junto a la puerta, que luego empuñabas mientras pasabas revista a todas las habitaciones por temor a que hubiera alguien oculto. Aquí la escoba, símbolo por siglos del trabajo doméstico de la mujer, es herramienta y arma. En estos tiempos de masacres con AK-47 y balacera a tutiplén, ¿podemos todavía defendernos con un palo de escoba? ¿Sería mejor empuñar un revólver? ¿Qué crees?
DELGADO: Ni la escoba ni el revólver van a cambiar las cosas. Tenemos que cambiar mentes. Tenemos que aliarnos con los muchos muchísimos hombres que lo tienen claro y que quieren también liberarse de la opresión de los roles de la “masculinidad por mis cojones” y perdóname el francés. El ejemplo claro son los jóvenes. Veo tantas cosas buenas en ellos. Me dan esperanza, independientemente de que se identifiquen con un género o con ninguno.
DOVALPAGE: Sí, la actitud de las generaciones millennial, Z y Alpha calienta el corazón. ¡Tanta diferencia (en la mayoría de los casos, para bien) con la nuestra! Con suerte, la historia no se repetirá. Y hablando de historia, “Contexto para las referencias históricas y políticas en el poema” es, como bien lo has subtitulado, “una especie de Puerto Rico 101 para no-puertorriqueños”. ¿Por qué era necesario este introito histórico? No pregunto “si” lo era porque de eso no me queda duda ninguna.
DELGADO: Pues fíjate, en el 2017, tras el Huracán María, mis vecinos y amigos no puertorriqueños me hacían mil preguntas. Lo de siempre. ¿Qué somos? ¿Qué es eso de “commonwealth?” ¿Por qué nos quejamos tanto si ellos fueron a la “isla” una vez (de vacaciones) y todo era happy-happy y la gente compraba con dólares y ellos la pasaron muy bien? ¿Cómo que nacemos ciudadanos y ellos no? Increíblemente, tras las protestas contra el… fffffformer governor Ricky Roselló, ¡las mismas preguntas! He llegado a la conclusión que soy yo la que está mal. Que no nos entienden porque esto es un arroz con lo que ya sabes y lo anormal sería que fuera fácil de entender. El librito es para mis boricuas, pero esas partes “Puerto Rican 101” son para poder regalarlo al que pregunte porque de verdad quiere saber y no solo por joder la pita. Así por lo menos, nos ahorramos la saliva.
DOVALPAGE: Verdad que joroba la paciencia responder siempre a las mismas preguntas…y tener que dar las mismas respuestas. Por otro lado, tu “Puerto Rican 101” es extremadamente útil porque hay tanto que no se sabe de la isla. Yo aprendí cantidad de cosas, por ejemplo, las implicaciones económicas de la Ley Jones. Gracias, Anja, por este libro y todo lo que nos das en él, esta mezcla maravillosa de la historia personal y la historia patria, o quizás matria. ¡Me alegro que salga en noviembre porque es un excelente regalo de Año Nuevo!
DELGADO: Gracias a ti, querida Te, por el apoyo a mí y a los míos.
ANJANETTE DELGADO: Pues este libro nace de un poema que me pidió mi editora en el New York Times, Isvett Verde. Ella tenía la excelente idea de publicar un OpEd poético. O sea, una columna de opinión lírica. En ese momento, yo pensé que iba a escribir sobre la relación entre la colonización y la violencia contra lo femenino y ya. Pero como tú sabes mejor que nadie, una sabe por dónde empieza, pero no por dónde termina, y lo que comenzó a emerger, apoyado en todo el trabajo que ya había hecho sobre las dinámicas diaspóricas en Latinoamérica y el Caribe, fue mi dolor. La secuela del irse. Del tratar de regresar. De lo que no sana. Te miras al espejo y ves lo que está detrás de tu espalda porque hay un hueco que no sabías que tenías, un desgarre del tamaño de tu humanidad.
DOVALPAGE: Ese desgarre está plasmado fielmente en el poema. Creo que condensa lo mejor de una columna de opinión con la belleza y el poder de síntesis de la poesía en voz femenina. Y hablando de voces, dices en “El mapa del sexilio:” “el sexilio no es una elección. No implica verdadera agencia”. Aquí escucho la voz de las sexiliadas, una voz que hacía falta oír alta y clara. Ahora, a las que se han quedado porque no han tenido la oportunidad o el valor de huir, a quienes viven en su propio sexilio, en Puerto Rico o en cualquier otro lugar del mundo, ¿qué mensaje le darías con tu obra?
DELGADO: Solo que no siempre te vas porque quieres. De la misma forma que no siempre “decides” quedarte. Crees que decidiste irte o que dejaste de hacer esto o aquello. Pero hay procesos sociales y políticos actuando sobre tu vida y son como ese novio que se porta mal antes de portarse peor para obligarte a que lo dejes. Quiere que seas tú la que cargue con la culpa de ser “una más que se va”. En inglés le dicen “gaslighting” a esa dinámica con la cual tu agresor te convence de que la mala que lo abandonaste fuiste tú. El patriarcado es un mal hombre. No puedes vivir con él y no puedes matarlo. Así que te vas. Te salvas a ti misma y cargas con las consecuencias.
DOVALPAGE: “Ese novio que se porta mal antes de portarse peor para obligarte a que lo dejes” es la mejor descripción que he leído sobre el exilio a fuerzas. En “Quiero escribir un poema poscolonial…” lo social va de la mano con lo doméstico y lo personal. La ciudadanía de segunda clase, tanto como la categoría de “hijos descuidados de un Dios menor,” se aplican por igual a la nacionalidad y al género (femenino). ¿En qué medida escribir este poema fue catártico para ti, como mujer y como puertorriqueña?
DELGADO: Creo que algún día sentiré esa catarsis que imaginas. Todavía no la siento. Todavía tengo miedo de decir. Fue un acto de amor escribirlo, no solo hacia las mujeres puertorriqueñas como yo, sino también a los hombres que no quieren ser como sus padres o sus abuelos. Pero me aterra herir más. O no ser comprendida o no haberme expresado claramente. Ya veremos.
DOVALPAGE: No tienes que preocuparte por herir a nadie. Al contrario, tus palabras sanan. Y además pueden ayudar a alguien a decidir qué hacer en una situación de peligro, como sucede con tu ensayo “El hacker,” recientemente publicado en Literatur.Review. Ahora cuéntame, ¿cómo esperas (deseas, imaginas) que influya el poema en tus lectores y lectoras, de Puerto Rico y de cualquier otro lugar, que se sientan, por cualquier motivo que sea, ciudadanos de segunda clase e hijos o hijas de un Dios menor?
DELGADO: Pues en Puerto Rico hay muchas cosas pasando. La gente tiene suficientes problemas. La colonización los está ahorcando. Pero no ven las condiciones para que seamos independientes. Y nuestro dueño (porque somos “su” territorio y cualquier noción de agencia es una ilusión) sigue atentando contra nuestra dignidad política y contra nuestra energía con su dichosa junta. Los míos que viven en el archipiélago están agotados de tanto. Llevan demasiados años luchando y nada es mejor. Entonces yo no me siento con derecho a decir lo que otros deban pensar o sentir al leer. Más bien, ojalá sientan mi amor. Que los quiero. Y si alguna cosa en el libro sirve para generar conversaciones que construyan, pues yo más que feliz.
DOVALPAGE: Puedo imaginarme a un grupo de amistades leyendo el libro, comentándolo mientras toman café o comen un buen plato de arroz con habichuelas. Porque es un libro para comentar y tiene tanta tela por donde cortar. Parte importante del tejido de esa tela son las deidades y los ancestros. Yukiyú, Yemayá, Changó, Ogún y Obatalá se contraponen en el poema a “esos dioses blancos buenos para nada”. Háblame de las influencias taína y africana en tu obra y cómo las reclamas con tu voz.
DELGADO: Esas líneas, esas deidades, esos ancestros son entes que conozco muy bien desde niña, pero que nunca me sentí con derecho a reclamar. Quizás porque soy afrodescendiente, pero no evidentemente negra (aunque así me haya sentido y comportado siempre). Pero el caso es que (viviendo en EEUU) estaba consciente de mi privilegio y me ponía (me pongo) al final de la fila. Además, siempre detesté la negrura performativa. No tengo que probarle a nadie cómo me siento. Cada cual sabe lo que es y lo que no es, cosa muy diferente a cómo eres racializado o malgenerizado. No fue hasta que me editó (destasajó) un escrito Mayra Santos Febres, maestra indiscutible de la literatura Afro contemporánea en Puerto Rico, que yo le di espacio en la página a esa parte de mi identidad. Ella tuvo que darme permiso. Tuvo que exhortarme (regañarme) hasta que me perdoné y comencé a enfrentar mi desarraigo. A escribir lo que viniera. Por ahí vino todo eso que había tenido por décadas guardado en la misma maleta en la que me llevé mi vida a principios de los noventa.
DOVALPAGE: Qué bueno que abriste esa maleta porque había tanto de valor guardado allí, incluyendo vivencias personales de las que a veces es difícil hablar…o escribir. Pienso en lo que cuentas en “Lo que las mujeres de la colonia más antigua del mundo saben sobre la violencia contra la femenino” sobre un tiempo en que vivías sola, siendo madre soltera en Puerto Rico, y dejabas un palo de escoba junto a la puerta, que luego empuñabas mientras pasabas revista a todas las habitaciones por temor a que hubiera alguien oculto. Aquí la escoba, símbolo por siglos del trabajo doméstico de la mujer, es herramienta y arma. En estos tiempos de masacres con AK-47 y balacera a tutiplén, ¿podemos todavía defendernos con un palo de escoba? ¿Sería mejor empuñar un revólver? ¿Qué crees?
DELGADO: Ni la escoba ni el revólver van a cambiar las cosas. Tenemos que cambiar mentes. Tenemos que aliarnos con los muchos muchísimos hombres que lo tienen claro y que quieren también liberarse de la opresión de los roles de la “masculinidad por mis cojones” y perdóname el francés. El ejemplo claro son los jóvenes. Veo tantas cosas buenas en ellos. Me dan esperanza, independientemente de que se identifiquen con un género o con ninguno.
DOVALPAGE: Sí, la actitud de las generaciones millennial, Z y Alpha calienta el corazón. ¡Tanta diferencia (en la mayoría de los casos, para bien) con la nuestra! Con suerte, la historia no se repetirá. Y hablando de historia, “Contexto para las referencias históricas y políticas en el poema” es, como bien lo has subtitulado, “una especie de Puerto Rico 101 para no-puertorriqueños”. ¿Por qué era necesario este introito histórico? No pregunto “si” lo era porque de eso no me queda duda ninguna.
DELGADO: Pues fíjate, en el 2017, tras el Huracán María, mis vecinos y amigos no puertorriqueños me hacían mil preguntas. Lo de siempre. ¿Qué somos? ¿Qué es eso de “commonwealth?” ¿Por qué nos quejamos tanto si ellos fueron a la “isla” una vez (de vacaciones) y todo era happy-happy y la gente compraba con dólares y ellos la pasaron muy bien? ¿Cómo que nacemos ciudadanos y ellos no? Increíblemente, tras las protestas contra el… fffffformer governor Ricky Roselló, ¡las mismas preguntas! He llegado a la conclusión que soy yo la que está mal. Que no nos entienden porque esto es un arroz con lo que ya sabes y lo anormal sería que fuera fácil de entender. El librito es para mis boricuas, pero esas partes “Puerto Rican 101” son para poder regalarlo al que pregunte porque de verdad quiere saber y no solo por joder la pita. Así por lo menos, nos ahorramos la saliva.
DOVALPAGE: Verdad que joroba la paciencia responder siempre a las mismas preguntas…y tener que dar las mismas respuestas. Por otro lado, tu “Puerto Rican 101” es extremadamente útil porque hay tanto que no se sabe de la isla. Yo aprendí cantidad de cosas, por ejemplo, las implicaciones económicas de la Ley Jones. Gracias, Anja, por este libro y todo lo que nos das en él, esta mezcla maravillosa de la historia personal y la historia patria, o quizás matria. ¡Me alegro que salga en noviembre porque es un excelente regalo de Año Nuevo!
DELGADO: Gracias a ti, querida Te, por el apoyo a mí y a los míos.
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