Entre Rusia y Cuba: Contra la memoria y el olvido
Jorge Ferrer
Los libros que miran las revoluciones siempre aportan algo, más en estos tiempos que corren. Por otro lado, cuando incluyen algo de la vida del autor, proporcionan un placer voyeurístico al dejar al lector hocicar entre líneas en la intimidad ajena, de enterarse de sus dimes y diretes, de sus aventuras y desventuras. Desde luego, se sabe que siempre el escritor “recuerda lo que ha querido” según dijera Agatha Christie de sus memorias, que no se publicaron hasta después que ella murió. Pero en el caso de Entre Rusia y Cuba: Contra la memoria y el olvido (Ladera Norte 2024) no parece que su autor, el escritor y traductor Jorge Ferrer, se deje mucho en el tintero. El libro está escrito con tal sinceridad que parece que una estuviera junto a él compartiendo unas cervecitas. O una botella de vodka. Aunque incluye recuerdos del autor, este volumen no contiene unas simples memorias. Realmente se trata de un libro “inclasificable” porque se trata de un ensayo sobre las revoluciones (así en plural) en el que Ferrer usa la historia de su familia y la suya propia como hilo conductor. De modo que hay tres historias de vida que se entrelazan con la Historia grande, casi temible. Lo personal y lo nacional, o tal vez lo binacional. El sentimiento y la política. La primera de las tres vidas corresponde a Federico Ferrer, abuelo del autor, el byvshi (ex hombre o, en cubano, siquitrillado), que fue, entre otras cosas, policía en La Habana y limpia pisos y mesero en Manhattan. El relato de sus amores, por sí solo, da para una novela. En esta sección hay varias páginas dedicadas a Boris Polevói y a la byvshi-dad, a la traducción de “los gusanos” y “las orugas” que son cosa deliciosa, semánticamente hablando. También salen a relucir Lezama Lima, Heberto Padilla y Virgilio Piñera “un byvshi que no se vio byvshi antes de que le dijeran que lo era y lo persiguieran por serlo.” |
Del byvshi Federico Ferrer pasamos a su hijo el apparatchik. El término “del aparato” resulta familiar a los que crecimos el Cuba. Como dice Ferrer: “en su uso digamos primigenio, remite a los miembros de nivel medio del funcionariado del Partido. Del Partido Comunista, se entiende. Es decir, los que no pertenecen al escalón superior del poder ni detentan los privilegios de los que se goza en esa cumbre, la habitada por los miembros de la llamada ‘nomenklatura.’” En esta sección se detalla la evolución del compañero Ferrer, de empleado que viajaba en guagua desde La Lisa, a alto funcionario con chofer (de este chofer hay una anécdota picante) y miembro de la junta de un banco situado cerca del Kremlin.
La vida y muerte del segundo Ferrer y su esposa, la apparátchitsa, ocupa una cuarta parte del libro. Eran los ilusionados, los que creían en la revolución que terminó dejándolos en la estacada. En las páginas dedicadas a su padre, el autor se pregunta en un momento dado qué derecho tiene a escribir sobre él, a cuestionarlo. La respuesta que se da a sí mismo constituye el meollo de este libro y, tal vez, de todas las memorias que se respeten.
La vida y muerte del segundo Ferrer y su esposa, la apparátchitsa, ocupa una cuarta parte del libro. Eran los ilusionados, los que creían en la revolución que terminó dejándolos en la estacada. En las páginas dedicadas a su padre, el autor se pregunta en un momento dado qué derecho tiene a escribir sobre él, a cuestionarlo. La respuesta que se da a sí mismo constituye el meollo de este libro y, tal vez, de todas las memorias que se respeten.
En su libro En memoria de la memoria, la poetisa rusa María Stepánova sostiene que nuestros familiares son nuestros rehenes mientras escribimos acerca de ellos, pero también nosotros somos sus rehenes mientras lo hacemos. Y no solo por la sobada y ridícula idea de que los hijos no cargamos con las culpas de nuestros padres, sino por una responsabilidad que es aún mayor que la que tenemos para con la memoria, que es la que contraemos con la verdad.
El tercero de la estirpe es el pioner, palabreja cuyos orígenes explica el autor: “llega a la lengua rusa desde el inglés. Concretamente, desde el movimiento de boy-scouts que existía en la Rusia zarista.” La juventud del autor en Moscú, que coincidió con los años de la perestroika, le permite ver, acomodado en un asiento de primera fila, este proceso desde “las entrañas del monstruo.” O quizá “las entrañas del oso.” Luego de regresar a La Habana, el desencantado ex pioner se exilia en Barcelona, donde vive actualmente.
Algo admirable es el hecho de que Ferrer escribe a calzón quitado. Hay episodios, como los del hospital siquiátrico de Moscú, que pudo haberse ahorrado sin que nadie se lo echara en cara, pero lo soltó. Y hay otros divertidos, claro, como su visita a la antigua mansión de Fulgencio Batista en Estoril para darle una noticia fenomenal de buena al fantasma que se paseaba por allí.
La imagen alegórica del byvshi, el apparatchik y el pioner cantando “sones, himnos y boleros” junto a la hoguera de San Juan que cierra el libro está cargada de un simbolismo poderoso. Entre Rusia y Cuba ya ha entrado en la estela de libros que miran las revoluciones y la manera en que la cultura sufre y se enriquece en ellas, con ellas.
Algo admirable es el hecho de que Ferrer escribe a calzón quitado. Hay episodios, como los del hospital siquiátrico de Moscú, que pudo haberse ahorrado sin que nadie se lo echara en cara, pero lo soltó. Y hay otros divertidos, claro, como su visita a la antigua mansión de Fulgencio Batista en Estoril para darle una noticia fenomenal de buena al fantasma que se paseaba por allí.
La imagen alegórica del byvshi, el apparatchik y el pioner cantando “sones, himnos y boleros” junto a la hoguera de San Juan que cierra el libro está cargada de un simbolismo poderoso. Entre Rusia y Cuba ya ha entrado en la estela de libros que miran las revoluciones y la manera en que la cultura sufre y se enriquece en ellas, con ellas.
Jorge Ferrer (La Habana, 1967), escritor y traductor de literatura rusa, cursó estudios de periodismo en el Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú. De vuelta a Cuba, formó parte de Paideia, colectivo cultural disidente. En 1994 marchó al exilio y se estableció en Barcelona, donde reside. Entre Rusia y Cuba: Contra la memoria y el olvido (Ladera Norte, Madrid, 2024) es su último libro. Sus columnas, crónicas y entrevistas han aparecido en revistas de España y América.
Entre Rusia y Cuba: Contra la memoria y el olvido es una publicación por Ladera Norte.
Entre Rusia y Cuba: Contra la memoria y el olvido es una publicación por Ladera Norte.
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