En la feria del libro de Miami y otros viajes astrales
Teresa Dovalpage
¿Qué tienen de común unos “Cuentos bifrontes”, meditaciones metafísicas biaurales, fantasías sadomasoquistas y la misteriosa pérdida en medio del océano de un trasatlántico de lujo? La pluma ágil y ocurrente de Teresa Dovalpage hace malabares para recordarnos la conexión intrínseca de lo humano y lo divino.
Como en obras anteriores, el hilo conductor de esta colección de cuentos se hilvana en los conflictos humanos generados por la crisis cubana del llamado “período especial” (años 90s y principios del 2000) entretejidos con la emigración del “antes”, el “durante” y el “después”; recordándonos que no hay línea divisoria real entre el pasado y el presente, entre lo físico y lo metafísico, entre el “acá” y el “más allá”. En esta tela narrativa se entrecruzan la nostalgia, la incomprensión, la soledad, la incomunicación, formas de abuso, la insatisfacción espiritual y sexual, sumado a las búsquedas incesantes de soluciones que van desde vuelos espiritistas hasta el disfrute de “lo que no se habla” (desde los taponcitos y las nalgadas, hasta el latigazo). Los rejuegos narrativos de cada cuento nos recuerdan la creatividad prosística de la autora. El primer cuento, por ejemplo, que da título a la colección, nos permite escuchar en sus tres partes, puntos de vista diferentes sobre los mismos hechos en las voces contrapuestas de dos hermanas cuya relación ha sido siempre conflictiva. En éste como en otros, el presente se mezcla con alternativas posibles que dan al lector la opción de decidir las versiones más convenientes para el desenlace. Al realismo narrativo se le mezclan viajes místicos tan vívidos que temblamos al percibir realidades que nos trasladan a un pasado que pretende cambiar el presente. Tal es el caso en “Los patafísicos” que nos devuelve a una azotea de La Habana 15 años antes, y nos deja allí, aun sabiendo que la juventud es efímera, y que un Kmart en Nuevo México no es un techo de la Habana Vieja. |
La experimentación narrativa es también poética, como en “La boca desdentada del Riomar”, en la que la trama se nos devela en primera, segunda y tercera persona pasando de un personaje y de un momento narrado a otro como si fuera in medias res. Una oración dejada aparentemente a medias se conecta con otro párrafo referido a otro personaje y otro momento temporal, como si completara la trama aun sin proponérselo, recomenzando “en medio de una escena” un principio imaginado.
Como ya es acostumbrado, la prosa inteligente e ingeniosa, los giros de su lenguaje, nos arrancan sonrisas y hasta carcajadas por su cubanía sandunguera. Frases como “nobleza pacotillera”, “magia en los tiempos del hambre”, “gandinga astral”, “la herencia efímera de la juventud”, “más feo que un carro por debajo”, entre muchas otras, nos recuerdan que a Dovalpage se la lee no sólo para pensar, sino también y especialmente, para disfrutar.
Como ya es acostumbrado, la prosa inteligente e ingeniosa, los giros de su lenguaje, nos arrancan sonrisas y hasta carcajadas por su cubanía sandunguera. Frases como “nobleza pacotillera”, “magia en los tiempos del hambre”, “gandinga astral”, “la herencia efímera de la juventud”, “más feo que un carro por debajo”, entre muchas otras, nos recuerdan que a Dovalpage se la lee no sólo para pensar, sino también y especialmente, para disfrutar.
Teresa Dovalpage nació en Cuba y ahora vive en Nuevo México, donde es profesora universitaria. Es autora de trece novelas, cuatro colecciones de cuentos y tres obras de teatro. Su novela más reciente en inglés es Last Seen in Havana, el quinto de la serie Havana Mystery publicada por Soho Crime. En español, la editorial El Ateje publicó la colección En la Feria del Libro de Miami y otros viajes astrales en febrero pasado.
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